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El oro cayó por debajo de los $1.920 dólares la onza, mientras los inversores se preocupaban por una Fed y unos bancos centrales más agresivos. Además, el fortalecimiento del dólar y los mayores rendimientos de los bonos hicieron mella en el atractivo del metal. En su última reunión, el banco central de Estados Unidos dejó las tasas de interés sin cambios como se esperaba ampliamente, pero señaló otro aumento antes de fin de año y menos recortes en 2024. Mientras tanto, en Europa el ciclo de ajuste probablemente haya llegado a su fin. Aún así, varios miembros del BCE destacaron la necesidad de mantener las tasas altas para cumplir con los objetivos de inflación. La atención del mercado ahora se desplaza hacia el índice de precios PCE, el indicador de inflación preferido de la Reserva Federal, cuya publicación está prevista para el 29 de septiembre.